Este pequeño desahogo va dedicado a mi madre, no solo la mujer, sino el ser humano más grande que he conocido en mi vida.
Escrito Por: Fátima Calderón
Te he llamado hoy porque me sentía abrumada. Hablamos de los
abuelos y de la casa de Minerva, las hazañas de la perrita, e intercambiamos
recetas para veneno de cucarachas. Tu sola voz me tranquilizó, y pude respirar
de nuevo. ¿Por qué todo se siente tan seguro cuando estás cerca?
Tengo 37 años y todavía a veces quiero ir corriendo a
refugiarme en ti. Eres la única que oye todo lo que digo y entiende todo lo que
callo.