SOCIAL MEDIA

jueves, 4 de abril de 2019

Despegarlos de la pantalla



Recuerdo cuando era niña mi mamá peleaba para regresara a la casa, que me pasaba todo el día (según ella) en la calle. Siempre había una nueva aventura - si no estaba reunida con "todos" los niños del barrio jugando a las carreras, era en casa de algún vecino jugando canicas o hasta jugando muñecas.

Ahora, muchos (demasiados) de nuestros hijos se la pasan encerrados pegados a una pantalla. Hay niños que necesitan una pantalla hasta para comer,
se despiertan a media noche a chequear el teléfono, o la tableta, o la tele, o la compu. He visto niños caminando en la calle con el teléfono pegado a la cara, aún con el padre al lado. La adicción a la pantalla es real y es una verdadera epidemia.

¿Qué hay de malo con la pantalla?

Por naturaleza es una actividad anti-social, aislada. Entonces nuestros hijos se están criando sin practicar las reglas básicas para una sociedad funcional: interactuar a cara con otros. No llegan debidamente preparados a la universidad y mucho menos al trabajo, a la adultez.
Las actividades en las pantallas deberían ser cosas que se hacen "de vez en cuando", como leer un libro o jugar solitario.

¿Adicción o pasatiempo?

Como todas las adicciones, hay síntomas o señales de las que podemos estar pendientes. Según Katie Hurley, psicoanalista de adolescentes y niños y escritora famosa sobre la crianza de hijos (pueden encontrar sus libros en Amazon), estas son las señales más comunes y evidentes de una adicción a la pantalla:

  • Habla incesantemente de lo que juega/ve;
  • Es irritable (se irrita fácilmente) cuando no está en la pantalla;
  • Es reservado y deshonesto respecto al tiempo que pasa en la pantalla (por ejemplo, finge que está haciendo tarea o investigación online cuando realmente está jugando);
  • Toma una actitud defensiva cuando se le pregunta sobre sus hábitos;
  • Ha habido un impacto considerable en otras áreas de su vida (sus calificaciones han bajado, descuido en la higiene personal, yo no sale con amigos, ha perdido interés en actividades que antes le agradaban como el fútbol, etc.);
  • Cambios de humor drásticos (feliz cuando está en la pantalla, deprimido/hermético cuando no);
  • Duerme poco.

¿Cuánto es demasiado?

La Dra. Catherine Pearlman, terapista familiar, sugiere establecer normas, reglas, y tiempos - y lo más importante, en lo que fallamos casi siempre los padres: SER CONSISTENTES. Aplicar las reglas sí o sí. Habrá resistencia y muchas rabietas por días o por semanas (según el nivel de dependencia), pero el niño NO se va a morir porque le falte la pantalla, así que no ceder ni tirar la toalla.

Este es el uso que sugiere la Dra. Pearlman:

- Para niños más grandes (14 - 17 años) no más de dos horas por día.
- Niños menores de 14, no más de 30 minutos por día.
- "Los padres deben tomar un papel activo en la creación de reglas para el uso de pantallas", dice la Dra. Pearlman. "Defina reglas claras y específicas para los fines de semana y entre semana y designe consecuencias claras si se rompen las reglas".

Es una batalla que enfrentamos los padres, sobre todo si en la escuela u otros familiares tienen niños que no tienen reglas, donde hay un espíritu de competencia por demostrar que los hijos tienen acceso a cosas caras y modernos, como los teléfonos y tabletas. Pero nosotros somos responsables de nuestros hijos solamente, así que haga lo mejor por sus hijos.