Lo siento abuelo, pero casi siempre los juguetes que le traes a tus nietos terminan el mismo día en la basura. De verdad que apreciamos mucho la intención, pero juguetes de los dispensarios de dólar están llenos de tóxicos (plomo, BPA, etc.) y mis hijos todavía están en la etapa de llevarse todo a la boca, lo que puede ser muy nocivo para su salud.
¿Otras cosas que nos han durado poco? Juguetes o equipo que recibimos por partida doble, o triple, en el baby shower de Diego, cosas que mis hijos no estimaban mucho de bebés como bouncers (mecedor) y el moisés –todas fueron regaladas.
Me arrepiento de haber regalado muchas de estas cosas, pero es que no sabía después de Diego que quedaría embarazada nuevamente tan pronto. El moisés y bouncer de Diego me hubiesen valido para la vuelta. Con Viviana ejercí un poco más de control y no me deshice de todo tan de prisa. El columpio que nunca quiso de bebé ahora al año es su consolador favorito y me resulta muy práctico para cuando coincide con Diego a la hora de dormir (Diego, tengo que admitir, es un mimado como hijo primerizo y pocas veces se duerme solo). También me resultó buen ahorro la silla de bebé de Diego que guardé porque me parecía muy bonita y ocupaba poco espacio cerrada.
Los juguetes sí que los comparten todos sin distinción y me resultan de alta longevidad así porque cuando se gradúa uno lo hereda la otra.
Lo que sí me arrepiento de no haber deshecho, es una mecedora de segunda mano que compramos cuando Diego. La mecedora funcionó perfectamente por unos meses, pero desde una mala sentada del gigante de mi marido, se le metió un chirrido chillante que duró casi 2 años. El chirrido se curó milagrosamente o por arte de magia, pero desde hace más de un año, opera con un brazo roto. Esa ya es hora pasada de haberla tirado.
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